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junio 15, 2025Obtener la certificación de un Programa de Integridad no solo acredita el cumplimiento de la Ley 20.393 y la Ley 21.595, sino que también demuestra compromiso ético, responsabilidad corporativa y capacidad de gestión frente al Estado. En Chile, las empresas que logran certificar su programa fortalecen su reputación, mejoran su posición competitiva en ChileCompra y reducen riesgos legales y reputacionales. En esta guía de Programa de Integridad – Maxing te mostramos los diez pasos esenciales para alcanzar la certificación de forma eficiente y documentada.
El primer paso es realizar un diagnóstico de cumplimiento. Toda certificación parte con una evaluación inicial que permita conocer el nivel actual de cumplimiento normativo de la empresa. Este diagnóstico identifica brechas respecto a las exigencias de la Contraloría, ChileCompra y la legislación penal económica. El segundo paso consiste en diseñar o actualizar el Programa de Integridad, incorporando políticas, procedimientos y controles que aborden los riesgos detectados. Es fundamental incluir el Código de Ética, el canal de denuncias, la designación del Encargado de Cumplimiento y la matriz de riesgos.
El tercer paso es la formalización del programa. La alta dirección debe aprobar oficialmente el documento mediante resolución o acta interna, dejando constancia de su compromiso institucional con la integridad. Sin esta aprobación formal, ningún programa puede ser considerado vigente. El cuarto paso implica la implementación práctica, que consiste en capacitar al personal, difundir el código y activar los canales de denuncia. Este punto es clave, ya que la certificación exige evidencia de aplicación real, no solo la existencia de documentos.
El quinto paso se centra en la generación de evidencia. Toda acción realizada debe quedar documentada: capacitaciones, actas de designación, informes de auditoría, denuncias recibidas y medidas adoptadas. Esta trazabilidad respalda la validez del sistema ante los certificadores. El sexto paso es la evaluación interna. Antes de solicitar la certificación, se recomienda realizar una auditoría de cumplimiento para detectar brechas menores o ajustes necesarios. Una revisión técnica previa reduce observaciones y acelera el proceso.
El séptimo paso corresponde a la selección del certificador. Es importante elegir una entidad reconocida y con experiencia en compliance empresarial. No cualquier consultor puede emitir un certificado válido: el organismo o profesional debe contar con metodología, trazabilidad y respaldo técnico en sistemas de gestión. En Maxing, por ejemplo, acompañamos a las empresas en esta etapa, asegurando que el proceso cumpla con los estándares de probidad y ética pública exigidos por las autoridades.
El octavo paso es la auditoría externa, donde el certificador evalúa la documentación, entrevistas y prácticas internas. Esta fase verifica que el programa esté implementado, funcione en la realidad y que los trabajadores comprendan sus principios. El noveno paso es la emisión del informe de certificación, donde se detallan los hallazgos, el cumplimiento logrado y las oportunidades de mejora. Finalmente, el décimo paso es la comunicación de resultados: una vez obtenida la certificación, la empresa debe informar a sus trabajadores, proveedores y entidades públicas, integrando este logro en su estrategia de reputación corporativa.
Contar con un Programa de Integridad certificado no solo cumple con la normativa chilena, sino que también fortalece la confianza de clientes y autoridades. Una empresa con certificación demuestra que no se limita a cumplir formalidades, sino que integra la ética en su gestión diaria. En Maxing acompañamos a las organizaciones durante todo este proceso, desde el diagnóstico hasta la certificación final, asegurando resultados verificables y sostenibles en el tiempo.
