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Antes de implementar un Programa de Integridad, es esencial realizar un diagnóstico inicial que permita conocer el punto de partida real de la empresa. Este paso, aunque muchas veces se omite por desconocimiento o falta de tiempo, determina el éxito o fracaso del sistema de cumplimiento. En Chile, las leyes 20.393 y 21.595, junto con el Dictamen CGR E370752/2023, exigen que los modelos de integridad no sean genéricos, sino que respondan a la realidad, riesgos y estructura de cada organización.

El diagnóstico es el proceso mediante el cual una empresa identifica sus brechas de cumplimiento, evalúa los riesgos éticos y legales que enfrenta y determina qué medidas son necesarias para cumplir con los estándares de integridad exigidos por el Estado. Su objetivo principal es asegurar que el Programa de Integridad se diseñe de forma personalizada, evitando copiar modelos que no reflejan las verdaderas operaciones del negocio. En Programa de Integridad – Maxing promovemos este enfoque como parte esencial del cumplimiento responsable y sostenible.

El primer beneficio del diagnóstico es la identificación de riesgos legales. Permite reconocer qué actividades, contratos o procesos podrían generar responsabilidades penales o administrativas para la empresa o sus directivos. Por ejemplo, una empresa que interactúa frecuentemente con organismos públicos tiene un nivel de exposición mayor al riesgo de cohecho o tráfico de influencias. Este análisis preventivo posibilita diseñar políticas específicas que aborden esos riesgos antes de que se transformen en sanciones o pérdidas reputacionales.

El segundo beneficio es la evaluación del cumplimiento actual. Muchas empresas creen estar cumpliendo con la normativa, pero al analizar su documentación se detectan vacíos importantes: falta de canal de denuncias, ausencia de designación del Encargado de Cumplimiento, o políticas sin aplicación práctica. El diagnóstico actúa como una radiografía que muestra con claridad en qué se está cumpliendo y qué debe mejorarse de inmediato para poder acreditar ante ChileCompra o la Contraloría.

El diagnóstico también contribuye a definir el alcance y nivel de complejidad del Programa de Integridad. Una empresa pequeña no necesita el mismo nivel de detalle que una gran corporación. Por eso, el análisis inicial permite adaptar el modelo al tamaño, recursos y giro de la empresa, asegurando proporcionalidad y eficiencia. En las PYMES, esta etapa se traduce en programas más simples, pero igual de efectivos y válidos ante la ley.

Otro aspecto fundamental es que el diagnóstico facilita la planificación de la implementación. A partir de los hallazgos, se elabora un plan de acción con plazos, responsables y prioridades. Esto evita improvisaciones y asegura una implementación ordenada, documentada y trazable, cumpliendo con las exigencias de la Ley 21.595 y las buenas prácticas internacionales de compliance.

Además, el diagnóstico inicial sirve como línea base para futuras auditorías. Las empresas deben demostrar no solo que cuentan con un programa, sino que lo mejoran con el tiempo. Tener un registro inicial de brechas permite mostrar avances concretos en las auditorías o certificaciones posteriores, reforzando la credibilidad del sistema de integridad.

Finalmente, este proceso genera conciencia interna. Involucra a los líderes, trabajadores y colaboradores en la comprensión de los riesgos éticos, fortaleciendo la cultura organizacional. Cuando las personas entienden por qué existen las políticas de cumplimiento, su participación es más activa y el programa se convierte en una herramienta real de prevención, no solo en un requisito documental.

En Maxing ayudamos a las empresas a realizar diagnósticos de cumplimiento claros, rápidos y ajustados a su realidad. Nuestro enfoque combina análisis legal, operativo y cultural, entregando un informe que se convierte en la base sólida para implementar o actualizar un Programa de Integridad conforme a la legislación chilena vigente.